domingo, julio 08, 2012

Carta de Edouard Carmignac a François Hollande


Muchas gracias a Anna ‏@27tournelle por la La lettre d’Edouard Carmignac, el maestro de los inversionistas franceses, que no sólo en Francia, sino en toda Europa ha sido noticia esta semana. El texto de la carta está en la página de su empresa, Carmignac Gestion.

Agradezco la bandera a Wikimedia y a SKopp

Sr. Presidente,

Usted acaba de ser elegido después de una campaña particularmente hábil y feliz que le ha dado plenos poderes. Ud. tiene la oportunidad histórica de reformar en profundidad nuestro país para contribuir, con amplio apoyo de todo el cuerpo social, a hacer frente a los enormes desafíos que tenemos por delante.

Por desgracia, los primeros proyectos anunciados por el gobierno no van en esta dirección y son un cúmulo de fatales amenazas. El establecimiento de un impuesto confiscatorio va a llevar a decapitar (décapiterait) el personal de nuestras empresas, lo que acelerará el éxodo de su dirigencia y congelará la inversión de la pequeña y mediana empresa.

Considere Ud. que la posibilidad de esquilar (tondre) a las clases medias también conduce a la fragilización del valor del trabajo, ya iniciado con la jornada de 35 horas. Por último, con las clases bajas no se quiso ser menos. La tributación de las horas extraordinarias recorta su poder adquisitivo. Mientras que esto puede facilitar el aumento del valor en los libros y facilitar así la colocación de la deuda pública francesa, va a engullir una alta proporción de ahorros populares gracias a una rentabilidad mediocre.

¿Quiere Ud. hacer recortes a todo el país, para asegurar la supervivencia de un modelo social obsoleto? Este es un proyecto condenado al fracaso, factible, sólo para algunos meses.

Pero querer, igualmente esquilar (tondre) a nuestros amigos alemanes es una ambición peligrosa e imprudente. ¿Por qué estarían de acuerdo en ayudar a financiar una jubilación a los 60 años en Francia, mientras que la edad acaba de ser elevada a 67 años al otro lado del Rhin? Por supuesto, Alemania tendría mucho que perder con la caída del euro. Pero es políticamente insostenible a exigir que avalen los beneficios de otros, que ellos se niegan a sí mismos, y es poco realista esperar que ellos sean los únicon que soporten la carga de una Europa demasiado cara.

¿Consolidar la viabilidad de la mayor parte de nuestro progreso social mediante la adopción de un programa con las reformas prometidas (durante el periodo electoral, nota del blog) y poner en peligro el empobrecimiento del país, haciendo también peligrar toda la construcción europea? Este es su dilema formidable. Por favor, no se equivoquen.

En esta esperanza, os ruego que acepte, señor Presidente, la seguridad de mi más alta consideración,

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